Investigadores del Departamento de Agronomía de la Universidad Nacional del Sur y del Conicet elaboraron estrategias biotecnológicas para el mejoramiento del llamado “pasto llorón”, en pos de encontrar una alternativa menos perjudicial a los tratamientos químicos.
Las expectativas del trabajo residen fundamentalmente en aumentar la productividad, en simultáneo con la reducción de costos, y generar innovaciones y mejoras en los alimentos.
Las razones de esta propuesta se basan, entre otras cosas, en la tensión ambiental causada por los insectos y enfermedades del pasto llorón, y plantea una alternativa a los tratamientos químicos menos perjudicial.
Según los investigadores, “los avances de la biotecnología permiten pensar en nuevas alternativas para el mejoramiento de estas gramíneas forrajeras, a través de la generación de variabilidad y del uso más eficiente de la variabilidad genética preexistente”.
Las técnicas de cultivo “in vitro” y los avances en biología molecular, permiten el desarrollo de nuevas herramientas para suplementar el arsenal de tecnologías comúnmente usadas.
Los autores del estudio señalan que “entre los objetivos más importantes para el mejoramiento de las gramíneas forrajeras por métodos biotecnológicos se encuentran la calidad del forraje, la resistencia a las plagas y enfermedades, la tolerancia a estreses bióticos y abióticos y la manipulación del crecimiento y desarrollo.
Y en el caso específico del pasto llorón se apunta a mejorar la calidad del forraje, dado que éste declina completamente en invierno.
El pasto llorón es una forrajera cultivada en la región semiárida templada, y su importancia en el mejoramiento de ésta radica, señalan lo investigadores, en que constituye un aporte económico importante para la producción agropecuaria de la zona, ya que posee notables cualidades como planta consolidadora de suelos erosionables y además es una fuente importante de alimentación del ganado, complemento de la pastura natural en zonas subhúmedas y semiáridas.
”La transformación de plantas es una tecnología que aporta variabilidad genética conocida sin alterar el fondo genético. Este último aspecto es de gran importancia ya que la creación de cultivares es un proceso acumulativo, es decir, que se desea incorporar características favorables sin perder las mejoras logradas anteriormente”, sostuvieron los especialistas.
Fuente: (Noticias Agropecuarias)