viernes, 14 de noviembre de 2008

“No se debe cercenar la inquietud innata de los niños”

Lo señaló el físico y músico Alberto Rojo durante su visita a los stand en la 32ª Feria Nacional de Ciencias y Tecnologías que se lleva a cabo en Puerto Madryn hasta el día viernes. Alumnos de todo el país participan del evento, donde son expuestos 150 proyectos.
Alberto Rojo es un físico tucumano, profesor desde hace dos décadas en la Oakland University, de Michigan, Estados Unidos, preocupado y ocupado en divulgar la ciencia de manera ágil y práctica. Escribió el libro "La física en la vida cotidiana", editado por Siglo XXI. Además, es físico licenciado y doctorado en el Instituto Balseiro, de Bariloche, pero también es un destacado guitarrista y compositor (ha grabado con Mercedes Sosa, Pedro Aznar y Charly García) y durante su carrera profesional logró vincular sus dos pasiones: ciencia y música. Ese fue el hilo conductor de las dos conferencias que ofreció en Puerto Madryn dentro del programa de la 32° Feria Nacional de Ciencia y Tecnología, que se realizará hasta el viernes en la Escuela N° 710.
-¿Cómo se hace para acercar a los niños a las ciencias? -Más que preocuparse por acercarlos, lo que hay que hacer es ocuparse de no alejarlos de la ciencia porque los chicos, instintivamente, son curiosos y tratan de entender sobre todo lo que los rodea. Todos tenemos el instinto científico, los que terminamos somos aquellos a los que no nos tiraron todos los prejuicios por encima y seguimos desarrollando la inquietud innata que uno tiene por entender. Los chicos siempre hacen preguntas muy profundas y completísimas y lo que debemos hacer los adultos es no cercenarles esas inquietudes, no interferir en la curiosidad natural que poseen.-¿Qué mensaje les daría a los niños y jóvenes que participan de esta 32ª Feria de Ciencia y Tecnología? -En primer lugar tienen que saber que son una elite, son 300 chicos y sus 150 proyectos que fueron seleccionados entre un montón de trabajos. Esto significa que no son un muestrario al azar, sino que muchos de estos chicos tienen un estímulo natural. El mensaje, entonces, es que no se detengan, que sigan su pasión y para eso, deben saber que en la Argentina hay que luchar mucho para avanzar. Nada los tiene que detener, ese es el gran desafío.-En su libro "La física en la vida cotidiana" utiliza un lenguaje carente de tecnicismos que ayuda a desmitificar el miedo a la disciplina. ¿En qué lector pensó al escribirlo? -Pensé en mí cuando tenía 16 años. Es el tipo de libros que yo leía en esa época y que me estimularon mucho. Después fui creando mi propia historia y asimilando la ciencia a lo largo de los años me encontré con mi propia manera de decirle a ese chico "mirá que interesante que es esto".En el libro concentré mucho material que originariamente preparé para un curso que se llama del mismo modo (Física en la vida cotidiana) y que dicto para maestros de escuelas primarias de Estados Unidos. Muchos de los experimentos que hacemos en el curso están en el libro.Así, por ejemplo, uno de los experimentos que hace con sus alumnos es preguntarse por qué algunas latas de gaseosa flotan. "Les muestro que la Coca Light flota y la Coca común se hunde. Y la respuesta es simple: con pocos gramos de Nutrasweet se logra endulzar lo mismo que con muchos de azúcar, y por eso es menos pesada".-Abundan en el libro situaciones de la vida cotidiana que está repleta de fenómenos físicos-Sí, son cosas cotidianas básicas, sobre las que no nos preguntamos por qué ocurren y cuya explicación es muy profunda. Esa es la ciencia y los chicos se preguntan todo eso. En verdad creo que para facilitar su enseñanza habría que unificarla con el arte. Se puede enseñar óptica desde la pintura, acústica desde la música, mecánica desde la danza y el deporte es decir, se puede integrar a la ciencia con cosas que la sociedad está diciendo que son interesantes.-Usted lo hizo, vinculó la ciencia con la música-Mi vida es esa. Empecé con la pintura desde muy chiquito y en parte fue porque mis viejos me estimularon muchísimo. De pequeño vivimos en el exterior y nos llevaban mucho a museos y también desde muy chico empecé a tocar la guitarra. Es cierto que estuve estimulado pero creo que mis viejos hicieron justamente eso que digo que es lo central: cada vez que yo manifestaba un interés me lo regaban más. Mi padre nunca me forzó a leer nada pero siempre estuve expuesto a libros. Si yo me interesaba por un tema, el tipo me traía tres libros más; si yo me interesaba por la pintura, me acercaba libros de pintura. Valoraron la inquietud intelectual y creo que eso es lo que tenemos que hacer con nuestros niños.

Fuente: Feria Nacional de Ciencias y Tecnologías / Actualidad Misiones