El gobierno consiguió que 42 senadores respaldaran la movida que adelanta las elecciones legislativas para el 28 de junio. Tal como lo estimaban los legisladores de la bancada oficialista en sus cuentas previas, el kirchnerismo aportó 39 votos a ese total. El catamarqueño Ramón Saadi, de quien pensaban que votaría en contra, terminó levantando la mano a favor. Pero no contaron con el apoyo de la rionegrina María José Bongiorno, quien ya había declarado que se aprestaba a abandonar la bancada y que a la hora de la votación se ausentó del recinto. Los otros tres votos positivos provinieron del neuquino Horacio Lores, del MPN, y los senadores de Tierra del Fuego, José Martínez y María Eva Díaz. Los votos negativos sumaron 26 y fueron de los radicales, el socialismo, los peronistas disidentes y algunos bloques unipersonales. Hubo cuatro ausentes. Dos de ellos, la puntana Liliana Negre de Alonso y la salteña Sonia Escudero, se encontraban en el exterior participando de actividades pactadas de antemano. Las otras dos bancas vacías fueron las de Carlos Menem, que participó del comienzo de la sesión pero se fue en el momento de votar, y la de Bongiorno. Como no sucedía en los últimos tiempos, el kirchnerismo consiguió imponer los deseos del gobierno sin mayores contratiempos. Desde el jueves pasado, cuando la comisión de Asuntos Constitucionales aprobó el proyecto, el oficialismo especuló que conseguiría 40 votos. Sobre la hora, engrosó sus cuentas con los dos senadores que hasta ayer pertenecían al ARI de Tierra del Fuego. A pesar de ello, el oficialismo no recibió el resultado con mayores festejos, ni siquiera con satisfacción. La fragilidad política del kirchnerismo quedó en evidencia ante la molestía de sus principales espadas ante las críticas públicas a la gestión de Los Kirchner. Así como no ocultan su fastidio cuando eso ocurre en otros escenarios, ayer lo mostraron en el recinto de la cámara alta. Cuando el radical mendocino, Ernesto Sanz, afirmó que ningún kirchnerista entregó argumentos que le permitan creer que el adelantamiento de las elecciones es para evitar la crisis económica, varios senadores intentaron responderle. El jefe de la bancada radical no se detuvo y le recordó a los peronistas que a poco de iniciado el gobierno de Raúl Alfonsín, “senadores cuya cara no conocía nadie, bloquearon la ley de democratización de la vida sindical, conocida como ley Mucci y nosotros no dijimos que estábamos frente a una oposición tremendista o golpista”. De repente, los kirchneristas que en repente, los kirchneristas que en su momento se enrolaron en el progresismo transversal sólo atinaron a bajar la vista y llamarse a silencio. El mendocino destacó que el oficialismo tiene mayorías amplias en ambas cámaras, superpoderes, control del Consejo de la Magistratura, reservas que maneja de manera discrecional y que permiten alinear a los gobernadores díscolos a los Kirchner. Ante ese cuadro, se preguntó: “¿Para que adelantan las elecciones?”. Aventuró que tendrían una contundente derrota electoral. Fue el rionegrino Miguel Ángel Pichetto quien recogió el guante. “Nos vemos el 28 de junio, señores senadores”, fue lo último que pronunció después de hacer un repaso de los efectos que la crisis económica está produciendo en algunos países de Europa y de reivindicar al Gobierno. Insistió en criticar a la oposición política por su actitud “tremendista”. También dijo que la oposición había armado un cronograma electoral que le permitía presentar éxitos parciales para dañar la imagen del Gobierno. La sesión había comenzado en término. Curiosamente el quórum lo otorgó el puntano Adolfo Rodríguez Saá. A partir de allí se inició un debate previsible y tedioso. Todo estuvo a punto de desmadrarse cuando, al recordar el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la santacruceña Judith Forstman dijo que los radicales habían aportado intendentes a la dictadura militar. Las aguas se calmaron y la sesión transitó por un tedioso camino de discursos previsibles y monocordes, que sólo se interrumpió con las intervenciones de los presidentes de las principales bancadas.
UN RETO DE CLETO PARA PICHETTO. El vicepresidente Julio Cobos hizo uso de autoridad como presidente del Senado y llamó a silencio nada menos que al titular del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, durante un tenso tramo del debate sobre el adelantamiento de las elecciones. Pichetto había protestado por la extensión del discurso del senador radical Gerardo Morales, que había virado hacia la inseguridad y la epidemia de dengue. A diferencia de otros tiempos, Cobos le respondió tajante al jefe de los senadores oficialistas: “Silencio, senador Pichetto”. Y Pichetto se calló.
Fuente: Critica